sábado, 5 de noviembre de 2011

EXPERIENCIAS CON OTRAS DIMENSIONES

Soy atea, es decir, no comulgo con ninguna religión, no creo que haya vida después de la muerte, ni cielo, ni infierno. Creo que cuando mueres simplemente dejas de existir, como cuando veo un gato atropellado o una cucaracha patas arriba, no pienso que estén en el cielo de los gatos, ni en el infierno de las cucarachas (para estas seguro que no hay cielo), tampoco creo que el gato se reencarne en top model, ni la cucaracha en asesino a sueldo. No creo en ningún Dios supremo omnipotente, en primer lugar porque creo en la teoría evolutiva y en la ciencia sobre todas las cosas y en segundo lugar porque si hubiera un Dios que permitiera las barbaridades e injusticias que ocurren en el mundo a gente inocente, ¿en que se diferenciaría de un supuesto Diablo?
Ojo, que nadie me malinterprete, respeto profundamente a las personas que sí son creyentes, es más, en cierto modo hasta las envidio ya que ante las adversidades tienen a que aferrarse, seguramente si creyera que tras la muerte me espera un paraiso junto a mis seres queridos no tendría miedo a morir, es más, ni siquiera me importaría.
Pero conste que no estoy vacía espiritualmente, sí creo, creo en mi misma y creo en mi familia, que si es omnipresente y que me ha demostrado que todo lo puede, pero eso es otra historia...
Esto es una mera introducción para poner en antecedentes y contextualizar lo que de verdad os quiero contar, que sirva para demostrar que no existe sugestión en mi en estos temas ya que ni siquiera creo en que puedan ocurrir. Os voy a contar algo muy íntimo de mi vida, experiencias que he tenido con ese mundo que creo no existe, EL OTRO MUNDO.
Dios que nadie piense que estoy zumbada ni que soy de la cofradía de Iker Jimenez y Cuarto Milenio porque como he dicho y no me canso de decir, yo no creo en NADA de estas cosas vida-muerte, pero, ¿que haces cuando te pasa? Nada pero lo cierto es que desbarata todo lo anterior...

En febrero de 2002 falleció mi abuelo paterno de cáncer de laringe, después de 15 años de lucha, recaídas, etc. Era mi primer contacto directo con la muerte real, con esa que no le pasa siempre a los demás.
La última vez que vi a mi abuelo consciente, él supo que esa iba a ser la última vez. Me hizo sentarme con él al borde de su cama y me dijo que fuera lo que quisiera ser en la vida pero que fuera la mejor y después me besó en los labios. Yo también supe que esa iba a ser la última vez...
Después lo vi, ya sin vida y en un momento de desesperación le pedí que si podía de alguna manera comunicarse conmigo, lo hiciera pero sin asustarme.
Unas pocas noches después, en una cosa que no fue un sueño que jamás podré explicar, vi a mi abuelo muerto, absolutamente blanco y con grandes ojeras, sin nada a su alrededor y sin decir nada, me dio un beso y desapareció. Inmediatamente desperté de ese NO-sueño con lágrimas en los ojos pero envuelta en una enorme paz, una paz que jamás había sentido.
Pasaron los años y nunca más tuve una experiencia similar a pesar de desearla. Hasta que enfermé...
La enfermedad que mató a mi abuelo tocó mi puerta y operación tras operación todo iba a peor, cada vez mi diagnóstico era más grave, cada vez tenía más partes afectadas, cada vez más miedo...
Me sentí defraudada. Desde aquella noche en que mi abuelo vino a visitarme, yo siempre había creido que él me protegía, que era el ángel que custodiaba mi vida y que no dejaría que se estrellara mi avión, que nadie me hiciera nada, que cuidaría de que no enfermara... Y ahora que lo necesitaba, ¿me había abandonado?
Fui al cementerio y como una loca (lo reconozco) fui a chillarle a su lápida: "¿ES QUE NO VAS A HACER NADA?"
Y sí, sí lo hizo...
Un día llovió e inmediatamente salió el sol, iba conduciendo mi ex coche, y descapoté el techo para poder observar bien el más perfecto arco iris que he visto jamás y sobre mis piernas cayó una hoja seca proveniente de ningún árbol y de nuevo sentí esa paz de aquella noche. Recuerdo que le dije a mi marido: "Alfredo, todo va a ir bien" y es que así lo sentí.
Pero eso fue algo ambiguo, algo que quizás yo quise ver, asociar y creer.
Por aquel entonces estaba en pleno tratamiento de quimioterapia y mi marido y yo dormíamos en casa de mis padres junto con nuestro perro Trapo, los tres en una habitación. A partir de ese momento, Trapo comenzó a tener miedo en esa habitación por las noches a quedarse a oscuras sentado en la cama mirando hacia la puerta mientras nosotros dormiamos hasta que caía de puro agotamiento. Lo observabamos y miraba el infinito, inmovil.
Una noche movimos la cama y pusimos la cabecera en los pies pero aún así Trapo permanecía en el mismo lugar vigilando aquella puerta y esa noche, justo esa noche a los pocos segundos de apagar la luz, alguien me acarició la cabeza e inmediatamente el perro se puso muy nervioso. Encendí la luz y de nuevo solo pude llorar.
Se lo conté a mi padre y al resto de mi familia con miedo de que pensasen que estaba loca o que la quimio estaba afectandome al cerebro pero me dijeron "Es él, eso es muy del papá"
Y todo fue bien a partir de entonces.
Algún tiempo después, soñando, se acercó a mi y me dijo "No tengas miedo, voy a estar contigo un año y medio más. Tú eres el futuro"
Luego me quedé embarazada y cuando quedaban unos días para dar a luz (yo estaba nerviosa por si la niña no salía bien), de nuevo me visitó. Tenía la minicuna preparada en mi habitación, una minicuna de chirriantes ruedas. Mi marido, el perro y yo estabamos en el salón; Alfredo con los cascos puestos escuchando algo en el ordenador, el perro durmiendo y yo viendo la tele. Trapo levantó las orejas sobresaltado y justo después las ruedas de la minicuna comenzaron a rodar por la habitación haciendo el característico "ñiiiiiiii". Fui a ver que pasaba y la cuna no se había movido de su sitio y otra vez esa paz...
Pero esta vez fue distinto, capté el mensaje de paz, de estate tranquila que todo está y va a estar bien pero también sentí que mi abuelo se despedía de mi, que su trabajo aquí, conmigo había terminado.

No creo en la vida eterna después de la muerte pero sí creo en energías excepcionalmente fuertes que son capaces de manifestarse y no es una locura si como yo crees en la ciencia ya que es la misma física la que dice que "la energía ni se crea ni se destruye, solo se transforma"
Si habeis sido capaces de leer todo el tocho, ¿que opinais?